SELECCIONES
Del Maestro Oaxaqueño Alejandro Rodolfo Rios Coca (BELFEGOR)
POLEN LIRICO DE LOS VIÑEDOS DE LA
ETERNIDAD
POR: José Maria Vargas Vila
Mayo 11, 2017
No se lleva largo tiempo el duelo de una Esperanza,
porque apenas muerta la divina flor, otras nuevas se abren sobre la rama
florecida, más bellas, más perfumadas, más atractivas que aquella que feneció;
los duelos inacabables son los de las realidades, porque ellas no florecen
nunca, y nos sepultan bajo el peso de sus cenizas, en el seno de esa inevitable
Realidad que es la Muerte...la única sobre la cual no florece el divino rosal
de la esperanza.
Es raro...porque la oscuridad del cielo
hace claridad en mi espíritu, como si las tinieblas se hiciesen luminosas al
llegar a mi corazón... el Mar que canta, me hace enmudecer, su música orquestal
hace el Silencio en mi alma...callaría el mar si yo le dijera la divina canción
que llevo en mi...los silencios de la selva, levantan en mí, recios tumultos
interiores y siento la necesidad de dialogar con el Silencio...bajo el candor
de las estrellas; en la tarde muriente...llena de perplejidades.
¿Porque murió Dios en mí, antes de que yo muriera? Su cadáver
enveneno gran parte de mi vida, y, cuando logre desembarazarme de el, no supe
que hacer de su tumba vacía; me acostare en ella, y, seré otro dios, muerto en
el fondo de mi propio corazón, de donde había expulsado a aquel; mis divinos
miasmas envenenaran mi vida, y moriré auto intoxicado por mi divinidad; ¿Dónde están
mis labios para reír? ¿Dónde están? ¿Es que ya los devoro la Muerte? No, pero
los devoro el silencio.
Acostado de espaldas contra la Tierra, en lo más hondo
de mi tumba, yo continuare mi soledad; pero, no estaré completo en ese lecho de
silencio y de gusanos; algo faltará a mi cadáver; le faltará mi corazón, El habrá
quedado sobre la tierra, en las manos de aquellos que defienden la Libertad,
pendiente de sus banderas, como un trofeo. ¿El presenciará esas batallas, como
el sol retardatario de Josué, como los brazos abiertos de Moisés en la montaña,
como las águilas de las legiones, chamuscadas las alas por el fuego... entraña
miserable y desnuda, palpitando en lo infinito... allí será vencido mi corazón?
Vencido en la Muerte, como en la Vida... pobre corazón...
Yo no edifique templos a mi ambición, por eso sus
ruinas no me aplastaron; yo no levante altares, ni tuve dioses; mis sueños
volaron más alto que esas adoraciones, y, quemaron sus alas en las llamas
del sol... sus cenizas caídas de los cielos han hecho aún más estéril mi
soledad; En ella moriré, libre, sin verme amenazado de ninguna ruina, porque no
edifique nada sobre la arcilla precaria y, el huracán no tuvo nada que
destruir... por eso, el despecho que mata al insensato, aplastado por las
ruinas de su ambición, no entristeció mi alma; ni sentí el dolor de las raíces
que se arrancan; ni el ruido de los ramajes que se rompen... ni el silencio de
los cantos que cesan... benditas sean la esterilidad de mi vida y la
infecundidad de mi corazón... ellas me permiten morir tranquilo, con la dulce
placidez de las alas que se extienden para volar.
Mis amigos se han engañado sobre
mí, tanto como mis enemigos; ni los unos, ni los otros, me han conocido; he
permanecido indescifrable para ellos; ¿pero... tuve yo amigos? Aquellos a
quienes di ese nombre, fueron algo más que enemigos larvados, que no tuvieron
tiempo de crecer para alzarse contra mí, o no tuvieron objeto en ser enemigos
míos; ¿qué es un amigo? Un hombre al cual le falta el valor de ser vuestro
enemigo, o, no tiene interés en serlo; poned entre ese hombre y vosotros sin
interés cualquiera; una mujer, un puesto público, un puñado de monedas; ¿y que
quedara de vuestro amigo y de vuestra amistad? Un enemigo más y una mentira
menos.
Yo confieso que mi estilo, me
aparta de la multitud, con la misma fuerza con que me aparta de las academias;
soy antipático a los rebaños; no seré nunca un escritor popular; mi estilo tiene alas y obliga a volar
mentalmente a los que me leen; eso no es posible a todos; mi estilo es
arbitrario, anti tradicional y
amodelario; eso desconcierta a las almas gregarias enamoradas de los cánones de
la tradición y de las reglas; mi estilo pide familiarizarse con él; eso limita
pero selecciona mis lectores; las multitudes por su incultura y las academias
por su falsa cultura no podrán amar nunca ese estilo personal mío, que ha sido
original a causa de no ser otra cosa que la expresión de mi temperamento y que
felizmente pasara conmigo sin haber fundado escuela. Mi estilo como todas mis
virtudes no ha hecho mal sino a mí mismo; morirá conmigo, porque un estilo así,
es un gesto individual que muere con el individuo que lo poseyó, como el timbre
de su voz y el gesto de sus manos; otros podrán imitarlo pero no llegaran nunca
a poseerlo; el violín de Paganini quedo inútil sobre su tumba cuando se helaron
para siempre aquellas manos únicas; y lo único tiene eso de augusto; que
aparece aislado entre dos abismos... sin antecesores y sin sucesores...
Solitario como un Dios.
¿Quién besar a esta cabeza que ya
nadie quiere acariciar y que cansada de buscar un seno amante sobre el cual
dormirse busca en vano el de la muerte que parece huir de esta cabeza que fue
tan acariciada? Cuánto tarda la hora de reclinarla sobre el único corazón que
nos espera... el corazón de la tierra; ¿Quién besar a esta cabeza que ya nadie
quiere acariciar y que cansada de buscar un seno amante sobre el cual dormirse
busca en vano el de la muerte que parece huir de esta cabeza que fue tan
acariciada? Cuánto tarda la hora de reclinarla sobre el único corazón que nos
espera... el corazón de la tierra; ¡ay! Ese corazón que es el único corazón que
no palpita... nada se oye cuando se duerme sobre ese corazón... nada... ni el
tic tac de las horas de la eternidad que suenan sobre la tierra en cuyo corazón
se refugian los hombres cuando ha dejado de latir el suyo.
Tal vez no hay y no ha habido otro
escritor más desprovisto de las dotes precisas para obtener la popularidad que
yo; frente al alma popular soy árido inhospitalario como un desierto. Aparezco
siempre esquivó y casi hostil; cuando rompiendo el cerco de mi soledad voy hacia
otros u otros vienen hacia mí la impresión que en ellos dejó no se parece en
nada a la afección. Soy frío reservado ceremonioso; mis maneras imponen y no
cautivan; el encanto de la palabra que todos reconocen en mi deslumbra los
espíritus, pero no los cautiva. Oyéndome se me admira, pero no se me ama. ¿Es
que falta efusión a mi elocuencia? ¿Es que le sobra orgullo? Tal vez es que se
transparenta demasiado mi desdén. Ello es que se viene a o irme como una música
de la cual se ha oído hablar y de desearía no encontrar bella. Se me oye con
delectación, pero cuando los auditores se van yo veo bien que no he llegado a
su corazón sino a su cerebro. Me he hecho en cada uno de ellos un discípulo,
pero no un amigo. Muchos me amaban más y me admiraban menos antes de o irme. Se
dice vamos a oír al coca no vamos a ver al coca. Estos espíritus son mis
auditores no son mis amigos para ellos yo soy un espectáculo. ¿No es eso
doloroso y ultrajante? Si... pero lógico. Por qué extrañar que yo no entre en
el corazón de los otros. ¿Si yo no permito que los otros entren nunca en mi
Corazón? ...la Soledad es no destino y lo cumplo.
¡Yo siento que no puedo ser un
médico de almas, porque ay! Contra mi querer exaspero las llagas que quiero
curar... yo no sé los secretos de la consolación; ¿mis labios no saben
mentir... cómo podrían consolar?... en mi alma no hay el blandor de la
esperanza cómo podría darla a los corazones lacerados que me la piden? Las
certidumbres rudas que hay en mi alma serían capaces de producir la llaga dolorosa
si ella no existiera. ¿Cómo pues podrían curarla? La verdad no es nunca un
antídoto contra el dolor. Toda verdad es cruel y tiene el don de exasperar las
almas que se abren para recibirla. Quema las manos extendidas hacia ella cuando
no las corta; la ilusión es el único bálsamo para extender sobre las grandes
heridas de las almas; la ilusión no cura, pero adormece el dolor; con la
canción del engaño lo adormita; no hay analgésico moral igual a la ilusión. Los
profesores de ilusión son los grandes médicos de las almas; pero la ilusión es
una mentira; y yo no sé mentir... por eso no se consolar; ¿cómo queréis que cure
las heridas de las almas con la exasperante verdad que todo lo quema como un
cauterio y lo corta todo como un hacha? Mentir es vivir; por eso me siento yo
tan lejos de la vida que es una mentira. Tan lejos que yo mismo no me reconozco
en esta zona de tinieblas que atravieso; el largo monólogo conmigo mismo me
parece el salmo de un muerto bajo las estrellas; la voz de un muerto enseña
pero no consuela; los muertos no saben mentir no tienen ya interés en engañar;
arrojaron lejos la máscara con la vida y su rostro lívido no hace ya el gesto
de engañar; por eso no sonríen... la última lágrima perlada sobre sus mejillas
es el sello de la verdad puesto sobre la faz de aquellos que han dejado de
mentir, pues que ya dejaron de vivir; el silencio es el corazón de la verdad;
consolar es engañar; la mentira cuando es piadosa es un deber? ...
No se lleva largo tiempo el duelo
de una Esperanza, porque apenas muerta la divina flor, otras nuevas se abren
sobre la rama florecida, más bellas, más perfumadas, más atractivas que aquella
que feneció; los duelos inacabables son los de las realidades, porque ellas no
reflorecen nunca, y nos sepultan bajo el peso de sus cenizas, en el seno de esa
inevitable Realidad que es la Muerte... la única sobre la cual no florece el
divino rosal de la esperanza.