viernes, 26 de mayo de 2017

Soliloquios

SELECCIONES
Del Maestro Oaxaqueño Alejandro Rodolfo Rios Coca (BELFEGOR)



POLEN LIRICO DE LOS VIÑEDOS DE LA ETERNIDAD
POR: José Maria Vargas Vila



Mayo 11, 2017 
No se lleva largo tiempo el duelo de una Esperanza, porque apenas muerta la divina flor, otras nuevas se abren sobre la rama florecida, más bellas, más perfumadas, más atractivas que aquella que feneció; los duelos inacabables son los de las realidades, porque ellas no florecen nunca, y nos sepultan bajo el peso de sus cenizas, en el seno de esa inevitable Realidad que es la Muerte...la única sobre la cual no florece el divino rosal de la esperanza.


Es raro...porque la oscuridad del cielo hace claridad en mi espíritu, como si las tinieblas se hiciesen luminosas al llegar a mi corazón... el Mar que canta, me hace enmudecer, su música orquestal hace el Silencio en mi alma...callaría el mar si yo le dijera la divina canción que llevo en mi...los silencios de la selva, levantan en mí, recios tumultos interiores y siento la necesidad de dialogar con el Silencio...bajo el candor de las estrellas; en la tarde muriente...llena de perplejidades.  


¿Porque murió Dios en mí, antes de que yo muriera? Su cadáver enveneno gran parte de mi vida, y, cuando logre desembarazarme de el, no supe que hacer de su tumba vacía; me acostare en ella, y, seré otro dios, muerto en el fondo de mi propio corazón, de donde había expulsado a aquel; mis divinos miasmas envenenaran mi vida, y moriré auto intoxicado por mi divinidad; ¿Dónde están mis labios para reír? ¿Dónde están? ¿Es que ya los devoro la Muerte? No, pero los devoro el silencio.


Acostado de espaldas contra la Tierra, en lo más hondo de mi tumba, yo continuare mi soledad; pero, no estaré completo en ese lecho de silencio y de gusanos; algo faltará a mi cadáver; le faltará mi corazón, El habrá quedado sobre la tierra, en las manos de aquellos que defienden la Libertad, pendiente de sus banderas, como un trofeo. ¿El presenciará esas batallas, como el sol retardatario de Josué, como los brazos abiertos de Moisés en la montaña, como las águilas de las legiones, chamuscadas las alas por el fuego... entraña miserable y desnuda, palpitando en lo infinito... allí será vencido mi corazón? Vencido en la Muerte, como en la Vida... pobre corazón...



Yo no edifique templos a mi ambición, por eso sus ruinas no me aplastaron; yo no levante altares, ni tuve dioses; mis sueños volaron más alto que esas  adoraciones, y, quemaron sus alas en las llamas del sol... sus cenizas caídas de los cielos han hecho aún más estéril mi soledad; En ella moriré, libre, sin verme amenazado de ninguna ruina, porque no edifique nada sobre la arcilla precaria y, el huracán no tuvo nada que destruir... por eso, el despecho que mata al insensato, aplastado por las ruinas de su ambición, no entristeció mi alma; ni sentí el dolor de las raíces que se arrancan; ni el ruido de los ramajes que se rompen... ni el silencio de los cantos que cesan... benditas sean la esterilidad de mi vida y la infecundidad de mi corazón... ellas me permiten morir tranquilo, con la dulce placidez de las alas que se extienden para volar.


Mis amigos se han engañado sobre mí, tanto como mis enemigos; ni los unos, ni los otros, me han conocido; he permanecido indescifrable para ellos; ¿pero... tuve yo amigos? Aquellos a quienes di ese nombre, fueron algo más que enemigos larvados, que no tuvieron tiempo de crecer para alzarse contra mí, o no tuvieron objeto en ser enemigos míos; ¿qué es un amigo? Un hombre al cual le falta el valor de ser vuestro enemigo, o, no tiene interés en serlo; poned entre ese hombre y vosotros sin interés cualquiera; una mujer, un puesto público, un puñado de monedas; ¿y que quedara de vuestro amigo y de vuestra amistad? Un enemigo más y una mentira menos.


Yo confieso que mi estilo, me aparta de la multitud, con la misma fuerza con que me aparta de las academias; soy antipático a los rebaños; no seré nunca un escritor popular;  mi estilo tiene alas y obliga a volar mentalmente a los que me leen; eso no es posible a todos; mi estilo es arbitrario,  anti tradicional y amodelario; eso desconcierta a las almas gregarias enamoradas de los cánones de la tradición y de las reglas; mi estilo pide familiarizarse con él; eso limita pero selecciona mis lectores; las multitudes por su incultura y las academias por su falsa cultura no podrán amar nunca ese estilo personal mío, que ha sido original a causa de no ser otra cosa que la expresión de mi temperamento y que felizmente pasara conmigo sin haber fundado escuela. Mi estilo como todas mis virtudes no ha hecho mal sino a mí mismo; morirá conmigo, porque un estilo así, es un gesto individual que muere con el individuo que lo poseyó, como el timbre de su voz y el gesto de sus manos; otros podrán imitarlo pero no llegaran nunca a poseerlo; el violín de Paganini quedo inútil sobre su tumba cuando se helaron para siempre aquellas manos únicas; y lo único tiene eso de augusto; que aparece aislado entre dos abismos... sin antecesores y sin sucesores... Solitario como un Dios.


¿Quién besar a esta cabeza que ya nadie quiere acariciar y que cansada de buscar un seno amante sobre el cual dormirse busca en vano el de la muerte que parece huir de esta cabeza que fue tan acariciada? Cuánto tarda la hora de reclinarla sobre el único corazón que nos espera... el corazón de la tierra; ¿Quién besar a esta cabeza que ya nadie quiere acariciar y que cansada de buscar un seno amante sobre el cual dormirse busca en vano el de la muerte que parece huir de esta cabeza que fue tan acariciada? Cuánto tarda la hora de reclinarla sobre el único corazón que nos espera... el corazón de la tierra; ¡ay! Ese corazón que es el único corazón que no palpita... nada se oye cuando se duerme sobre ese corazón... nada... ni el tic tac de las horas de la eternidad que suenan sobre la tierra en cuyo corazón se refugian los hombres cuando ha dejado de latir el suyo.


Tal vez no hay y no ha habido otro escritor más desprovisto de las dotes precisas para obtener la popularidad que yo; frente al alma popular soy árido inhospitalario como un desierto. Aparezco siempre esquivó y casi hostil; cuando rompiendo el cerco de mi soledad voy hacia otros u otros vienen hacia mí la impresión que en ellos dejó no se parece en nada a la afección. Soy frío reservado ceremonioso; mis maneras imponen y no cautivan; el encanto de la palabra que todos reconocen en mi deslumbra los espíritus, pero no los cautiva. Oyéndome se me admira, pero no se me ama. ¿Es que falta efusión a mi elocuencia? ¿Es que le sobra orgullo? Tal vez es que se transparenta demasiado mi desdén. Ello es que se viene a o irme como una música de la cual se ha oído hablar y de desearía no encontrar bella. Se me oye con delectación, pero cuando los auditores se van yo veo bien que no he llegado a su corazón sino a su cerebro. Me he hecho en cada uno de ellos un discípulo, pero no un amigo. Muchos me amaban más y me admiraban menos antes de o irme. Se dice vamos a oír al coca no vamos a ver al coca. Estos espíritus son mis auditores no son mis amigos para ellos yo soy un espectáculo. ¿No es eso doloroso y ultrajante? Si... pero lógico. Por qué extrañar que yo no entre en el corazón de los otros. ¿Si yo no permito que los otros entren nunca en mi Corazón? ...la Soledad es no destino y lo cumplo.


¡Yo siento que no puedo ser un médico de almas, porque ay! Contra mi querer exaspero las llagas que quiero curar... yo no sé los secretos de la consolación; ¿mis labios no saben mentir... cómo podrían consolar?... en mi alma no hay el blandor de la esperanza cómo podría darla a los corazones lacerados que me la piden? Las certidumbres rudas que hay en mi alma serían capaces de producir la llaga dolorosa si ella no existiera. ¿Cómo pues podrían curarla? La verdad no es nunca un antídoto contra el dolor. Toda verdad es cruel y tiene el don de exasperar las almas que se abren para recibirla. Quema las manos extendidas hacia ella cuando no las corta; la ilusión es el único bálsamo para extender sobre las grandes heridas de las almas; la ilusión no cura, pero adormece el dolor; con la canción del engaño lo adormita; no hay analgésico moral igual a la ilusión. Los profesores de ilusión son los grandes médicos de las almas; pero la ilusión es una mentira; y yo no sé mentir... por eso no se consolar; ¿cómo queréis que cure las heridas de las almas con la exasperante verdad que todo lo quema como un cauterio y lo corta todo como un hacha? Mentir es vivir; por eso me siento yo tan lejos de la vida que es una mentira. Tan lejos que yo mismo no me reconozco en esta zona de tinieblas que atravieso; el largo monólogo conmigo mismo me parece el salmo de un muerto bajo las estrellas; la voz de un muerto enseña pero no consuela; los muertos no saben mentir no tienen ya interés en engañar; arrojaron lejos la máscara con la vida y su rostro lívido no hace ya el gesto de engañar; por eso no sonríen... la última lágrima perlada sobre sus mejillas es el sello de la verdad puesto sobre la faz de aquellos que han dejado de mentir, pues que ya dejaron de vivir; el silencio es el corazón de la verdad; consolar es engañar; la mentira cuando es piadosa es un deber? ... 


No se lleva largo tiempo el duelo de una Esperanza, porque apenas muerta la divina flor, otras nuevas se abren sobre la rama florecida, más bellas, más perfumadas, más atractivas que aquella que feneció; los duelos inacabables son los de las realidades, porque ellas no reflorecen nunca, y nos sepultan bajo el peso de sus cenizas, en el seno de esa inevitable Realidad que es la Muerte... la única sobre la cual no florece el divino rosal de la esperanza.